8ª RONDA LIGA 2006 (1ª División): Cerceda 1 - ExA 3
La Liga comienza a consumir sus jornadas finales y la situación de nuestro grupo parece bastante clara después de los resultados de la ronda pasada: si todo sigue como hasta ahora, lo más probable es que a final de temporada ocupemos el segundo lugar, que da derecho al match de promoción contra el subcampeón de Primera Sur, con un puesto en División de Honor en juego. El ascenso directo parece inalcanzable ante el ritmo devastador impuesto por Bóveda, sin duda el equipo más fuerte de la categoría, y la distancia con nuestros perseguidores, después de derrotar a Cerceda, comienza a ser realmente tranquilizadora. Aunque no podremos relajarnos hasta haber pasado con solvencia los tres 'puertos de montaña' SaFa, Recatelo y Bóveda (rondas 10ª a la 12ª) la cosa pinta bastante bien. Y es que en ExA nadie quiere oír ni hablar de jugarse el subcampeonato en la última ronda contra CDU Xuvenil, equipo contra el que malogramos ya dos ascensos en la jornada postrera. Ya sea cosa de casualidades del sorteo o de malvados ciclos cósmicos, preferimos llegar el 29 de abril a Santiago con los deberes hechos...
En lo tocante al sábado pasado, decidimos repetir la alineación que consiguió el pleno frente a Bueu siete días antes, y fuimos Magic, Tomás, Fran y Dani los que pusimos proa hacia Cerceda, donde quiera que estuviese. Digo esto porque el viaje de ida resultó de lo más animado, y sirvió para darle un notorio empujón a la teoría de este tecleador impenitente acerca de la horrorosa señalización de las carreteras españolas: a la curiosa aparición de un cartel de 'Cerceda, 2' casi diez km antes de otro que indicaba 'Cerceda, 4.2' se unió la espectacular idea de dejar sin señalizar una hermosísima rotonda en construcción que hay a poco de llegar (a la segunda fue la vencida y encontramos la salida buena). Al menos, la anécdota sirvió para darnos cuenta de que dicha rotonda no tenía ni un mal avisador luminoso y de que tendríamos que ir con cuidadito a la vuelta para no darnos contra ella. Si es que los de la DGT piensan en todo...
Ya en Cerceda, pudimos comprobar que el equipo anfitrión contaba con dos bajas importantes como la de Martín Cacheiro y la de Estela Souto. Por tanto, nuestros contrarios serían Bernd Sakulski, Iván Fernández, José María García y Alberte Xosé Veiga. Dos partidas comenzaron a ponerse de cara bastante pronto: la de Tomás, que conseguía llevar el juego a un terreno estratégico mucho más de su gusto que del de Iván, y la de Dani Pousada, cuyo rival consumió una gran cantidad de tiempo en una apertura normal, tiempo que se echó de menos al inicio de las complicaciones tácticas: tras un primer error no aprovechado por el de ExA, llegó otro gravísimo que llevó a la pérdida de dama y consecuentemente de la partida.
Mientras esto sucedía, yo había tomado una decisión arriesgada incrustando, con negras, un peón en 'd3' que tanto podía resultar cuña estorbona como debilidad permanente. La lucha estaba en mantener un juego activo de piezas con amenazas tácticas continuadas, y en ello estuvimos hasta que, en el momento más interesante de la partida, una omisión táctica hizo que mi iniciativa se diluyese, con el consiguiente peligro de ser castigado por las osadías de la apertura... Y la partida de Fran pasaba por fases de inseguridad para nuestro jugador, que no veía nada claro cómo se las iba a arreglar para ganar aquello. Entre tanto, Tomás había cerrado del todo la posición para intentar aplicar una tenaza que llevase a Iván, al menos, a consumir un tiempo precioso en encontrar planes claros, como así sucedió.
De ahí al final no hubo demasiadas sorpresas: mi peón de 'd3', y con él toda la posición, comenzó a pasar serios apuros, hasta que todo se derrumbó en pocas jugadas. Hasta el final, todo fue un pataleo esperando el momento más conveniente para abandonar. Mientras, Fran conseguía pasar a un final favorable en el que un golpe táctico, curiosamente respondiendo a una oferta de tablas, le permitió ganar calidad y con ella la partida. Al sumar nuestro jugador el segundo punto, yo abandoné, quedando a la espera del desenlace de una muy favorable partida de Tomás, que vencía poco después redondeando el 1-3 final.
Así, volvimos al cubil y, tras la rotonda de la muerte y un paseo turístico por tierras cullerdenses, disfrutamos de la consabida sesión de análisis, horrorizadas broncas al que enseña la partida, rotura masiva de vasos, comentarios del tahúr tabernario en toda rápida en la que él no juegue, y justificados intentos de linchamiento del susodicho tahúr. O sea, nada nuevo bajo la Luna...